Despedirse de la propia vida o planificar qué sucederá con nuestro cuerpo y legado cuando hayamos muerto es un camino único y especial de cada persona. Un preciado momento en el que nos acercamos más que nunca al misterio que es morir, y al misterio que es vivir.
Esta experiencia puede comportar emociones intensas, cambios profundos internos y en el entorno. Además, en este camino nos encontramos con un entramado de trámites y regulaciones que pueden dificultar la autogestión y autonomía en la toma de decisiones. Por eso, ofrecemos: